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Leer a los clásicos: un deber de hoy

¿Quién no recuerda con gusto haber leído en su infancia cuentos como “El soldadito de plomo” o “El patito feo”? ¿O tal vez han escuchado de sus padres relatos como “La sirenita” o “La reina de las nieves”? Los que tuvimos esa maravillosa experiencia, en la actualidad, sabemos que el autor de estas obras, Hans Christian Andersen, fue brillante y nos dio la oportunidad de saborear sus fantásticos escritos.

A través de los años, he sido testigo de que la lectura de estos cuentos clásicos se ha ido perdiendo en los niños. La modernidad y el consumismo han hecho que, en su tiempo libre, estén más insertados en otros entretenimientos como los videojuegos. Debido a ello y por otras circunstancias más, existen preocupantes deficiencias en el nivel de comprensión lectora en el Perú, lo cual ha puesto en alerta a muchos colegios.

Otro problema es que, con miras a persuadir el hábito lector en los alumnos, un número significativo de editoriales y colegios ofrecen ciertos libros de lectura cuyos autores son desconocidos y, por tanto, se va perdiendo el bagaje cultural de la literatura clásica y universal. Además, al revisar textos de estas editoriales, veo con mucha pena la falta de formación humana y de virtudes en sus escritos. Los textos de literatura clásica se caracterizan por haber perdurado a lo largo de los siglos. Son atemporales porque trascienden en el tiempo, y responden a grandes preguntas como: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Quiénes somos?

Catherine L’Ecuyer, en su libro “Conversaciones con mi maestra”, dice: “Estas obras nos ayudan a comprender la naturaleza humana en sus innumerables matices. Representan aspectos positivos o negativos del carácter humano, suscitan un ejercicio de introspección y de transformación del lector”. Las instituciones educativas deben considerar la importancia de trabajar con textos clásicos, de manera que fomenten en los niños el interés por la lectura y, a la vez, eleven su nivel cultural y humano a través de ellos.

¿Qué se puede hacer desde casa? Sugiero que los padres de familia asuman su rol de educadores en este aspecto con sus hijos desde pequeños. Cuando leemos un cuento a un niño, él va interiorizando la historia narrada, enriquece su vocabulario. No te sorprenderá que te pregunte el significado de ciertas palabras y aplicarás estrategias como la generación de onomatopeyas, mostrarás ilustraciones que ayuden a desarrollar la creatividad y generarás una educación en el asombro.

En Primaria, de la mano de los profesores especialistas, trabajarán la conciencia fonológica, que es la pronunciación y el reconocimiento de los sonidos de las letras. A partir de ahí se le guía al niño en la lectura hablada, con la entonación adecuada, respetando los signos de puntuación y dando fuerza a las palabras clave de un párrafo, sustento de la comprensión lectora. El profesor peruano Ricardo Dolorier Urbano menciona que “quien entona al leer, entiende lo que lee, y quien entona al hablar, aprende fácilmente a apuntar al escribir”. Por su parte, el profesor E.D. Hirsch indicaba que leer con fluidez es el punto de partida para la comprensión de textos en los alumnos.

Si consideramos estas alternativas, los niños de los primeros grados, una vez que han aprendido a escribir y a leer, podrán repasar obras como las de H.C. Andersen. Luego, mientras se avanza en el nivel primario, pasarán por sus manos lecturas adaptadas sobre “Don Quijote de La Mancha”, “Oliver Twist”, “El mago de Oz”, fragmentos de “El cantar del Mio Cid”, “Robinson Crusoe”, “Simbad el marino” y extractos de “La odisea”, entre otros. Así, no solamente estarán desarrollando los niveles de comprensión lectora, sino que se estarán formando como personas, creciendo en virtudes y apreciando la dimensión estética de la belleza.

Autor: Mg. Iván Castillo Plácido

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